Yo nunca he sido el indicado
ni he sabido ver las indicaciones
que la vida me iba poniendo;
ser ciego es mucho mejor
cuando sabes
que te vas a estrellar igualmente,
todo sucede en un momento
y no pasas por la angustia de ser consciente
de lo rápido que avanzas contra la pared.
Pero duele igual.
Darle vueltas y prevenir,
intentar aprender del error
sólo sirve para cegarse más
y ¡pum! Te la vuelves a pegar
por no haber visto las nuevas circunstancias
y te sientas aún más tonto.
Tampoco ayuda más lamentarse
que levantarse y seguir corriendo
hasta la próxima hostia.
Que vas de una putada a otra igual,
pero al menos durante el camino
no llevas a cuestas la anterior
y te crees que eres libre, o feliz,
o todas esas mierdas que ojalá pero no,
que casi pero nunca.
Fantástico. Eres magnifico
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